Everyldo Gonzalez

Por: Everildo Gonzalez Alvarez

Cada 31 de Diciembre se da por finalizado el año vigente y se celebra la llegado del nuevo de ese año que inicia con grandes esperanzas.

 

En la mayoría de los hogares, las familias se reúnen y recuerdan los momentos agradables que tuvieron en el año que ya se va para no volver y se abren las esperanzas para mejorar en el que inicia. Pero así como nosotros tenemos toda una tradición para decirle adiós al que termina y darle la bienvenida al que inicia, como lo veremos más adelante, así también otras civilizaciones festejan y algunas otras han festejado el fin de un año o de un ciclo de vida.

 

En su momento lo hicieron los Aztecas o Mexica como se les llamó posteriormente en honor al Dios Mexi y ese fin de año o de ciclo, no coincide con el de nosotros pero no por eso deja de celebrarse .aun en algunas comunidades cercanas a donde estaba la gran Tenochtitlán.



Es momento de conocer un poco de lo que para nuestros antepasados significaba el fin de un ciclo y el inicio de uno nuevo y del fuego nuevo.
El calendario de los Aztecas tuvo cambios y el último de estos se realizó en tiempos en que gobernaba el poderoso Moctezuma Ilhuicamina siendo esto uno de los hechos más importantes de su gobierno.

 

Cuando salieron de su natal Aztlán, los Mexica consideraban al ciclo de 365 días pero al paso por algunas poblaciones y principalmente su contacto con Los Toltecas, los llevaron a adoptar el ciclo de 52 años, al final del cual se consideraba que podría darse el fin de la raza humana si no se renovaba el fuego que éste era su Dios.

 

Los Aztecas habían dado por concluido el cuarto sol con la destrucción de Tollan y empezaron un quinto sol. Según su creencia, todo sol tenía o podía terminar en una desgracia que pusiese en peligro la existencia de la raza, y es así como consideraban que era probable que al fin de algún ciclo de 52 años, el sol ya no saldría, pereciendo por esa causa la raza humana.

 

Para conjurar el peligro, hacían fiesta, el último día de cada ciclo, al que consideraban su Dios creador y padre del sol como lo era el fuego y ese día se sacrificaba a los prisioneros que previamente habían tomado en las guerras que para tal fin llevaban a cabo. Fray Juan de Torquemada en su MONARQUÍA INDIANA dice lo siguiente: Llegado el último día del ciclo, todos los del reino estaban con grandísimos temores y miedo esperando lo que aconteciera, porque tenían creído que si no se sacaba fuego se acabaría el mundo y que aquella noche y aquellas tinieblas serían perpetuas, y que el sol no tornaría a nacer ni aparecer por el oriente y que de arriba vendrían y descenderían los Tzitzimime que eran a manera de demonios feísimos y muy terribles y que se comerían a los hombres.

 

Con tales ideas, se instituyó la ceremonia del “FUEGO NUEVO“ y cuando se lograba tener el fuego nuevo ya toda la tristeza, la preocupación quedaba atrás y todo era alegría y felicidad porque el Dios Fuego nuevamente estaba con ellos para otro ciclo de 52 años.

 

El franciscano Fray Bernardino de Sahagún, escribió “que los de México y la región, terminado el ciclo de 52 años hacían una fiesta grande llamada Toxiuhmolpilli y que cuando se acercaba la fecha, todos los habitantes limpiaban sus casas sacando entre otras cosas todos los dioses habidos y los arrojaban a las acequias y mataban todas las lumbres, se tenía que dar la extinción del fuego viejo.

 

Había un lugar señalado donde se hacía la nueva lumbre y era en una cima de una sierra cerca de Iztapalapa y Culhuacán, en el cerro de La Estrella y se hacía la lumbre a la medianoche del último día del ciclo, y el palo de donde se sacaba el fuego nuevo estaba en el pecho de un cautivo tomado en la guerra y con este palo y otro palillo como asta sacaban el fuego y atizaban el fuego con el corazón y el cuerpo del cautivo.

 

El sacar el fuego nuevo correspondía exclusivamente a los sacerdotes, estos la víspera de la ceremonia, ya puesto el sol, se aparejaban de los ídolos y se vestían con los ornamentos de los dioses, partían de México muy despacio para caminar como dioses. En la noche todos tenían miedo porque si el sacerdote lograba sacar el fuego nada pasaría y todo era fiesta pero, si no lograba sacar fuego entonces la raza humana llegaría al fin de su existencia.

 

Hecha la hoguera grande, enseguida los sacerdotes que habían ido de México tomaban fuego de ella y dando las teas a corredores muy ligeros, estos corrían prestos a llevar el fuego nuevo a todas las poblaciones. Los de México llevaban el fuego al templo del dios Huitzilopochtli y lo ponían en un candelero en el que echaban copal, de ahí distribuían el fuego a otros templos y ya después lo llevaban a los barrios y toda la gente iba por el fuego nuevo.

 

Pero ya después de que el ciclo había terminado y se había logrado tener el fuego nuevo, todo era regocijo y las mujeres vestían sus mejores galas y en las casas todo cambiaba, hasta el petate. Se hacían grandes fiestas por el nuevo ciclo que iniciaba, al mediodía del ciclo que iniciaba se sacrificaba a los cautivos en guerras como ofrenda al DIOS FUEGO, al sol, por haberles permitido seguir con vida.

 

Así era para nuestros antepasados el fin de un ciclo de vida que comprendía 52 años y así iniciaba uno nuevo con honores al astro rey, al sol. Esto de los ciclos de 52 años, se empezó a tener a los pocos años de que los aztecas habían iniciado La Gran Peregrinación cuando salieron de Aztlán con ocho tribus más, esa que los llevó al lugar indicado: donde encuentren un águila sobre un nopal devorando a una serpiente.



En algunos lugares, el comienzo del año se festeja con la tradición de las 12 uvas: en el sitio que ocupa cada persona se coloca previamente un pequeño frutero con 12 uvas y, de acuerdo con el ritual, se debe comer una uva por cada una de las 12 campanadas del reloj. El significado de este ritual se relaciona con las aspiraciones y anhelos de cada participante y con el deseo expreso de que se conviertan en realidad.

 

A continuación, se sigue con costumbres más habituales: comienzan los brindis, se exponen los buenos propósitos de alcanzar alguna meta específica hasta que, entonces sí, se disfruta de la cena de fin de año. Aflora así la añoranza de un año que termina y la esperanza de alcanzar mayor éxito durante el que comienza.

 

Tarde o temprano, todos los pueblos del mundo se dieron cuenta de que, trascurrido cierto tiempo, las estaciones solares repetían su cauce luminoso. Los cultivos volvían a crecer y las lluvias retornaban para regar las nuevas semillas. Así, el hombre fue constatando el eterno retorno hacia el punto inicial.

 

En nuestro Michoacán, los habitantes de las comunidades indígenas, a principios del mes de Febrero, llevan a cabo la celebración del FUEGO NUEVO y cada año corresponde a una elegida comunidad continuar con la tradición de los antepasados Puréh, dice Librado Avilés que así es como se les debe llamar a nuestros antepasados y tengamos en cuenta que tarasco es un nombre que dieron los españoles porque oían que pronunciaban algo así como tarascue que usaban para nombrar algún familiar y creyeron que los indígenas se llamaban tarascos. Por cierto que Patamban ya fue sede de la celebración del fuego nuevo que es el inicio de un nuevo ciclo o año nuevo.

 

El ritual del fuego nuevo tiene sus orígenes en la astrología purhépecha, ya que es con las estrellas como estas personas encuentran su orientación para ver la fecha exacta de siembras, cosechas, lluvias y celebraciones religiosas. Por lo tanto, el año nuevo purhépecha inicia en la noche del 1 o la madrugada del día 2 de febrero, justo cuando la constelación de Orión, concretamente las Pléyades -grupo de estrellas que servían de orientación-, se ubican a la mitad del cielo.

 

En los festejos uno se encuentra con los cargueros –personas que tienen un cargo, generalmente son los que por un año llevan a su casa alguna imagen religiosa y por este hecho son personas de mucho respeto en la comunidad- que llevarán en alzas una piedra repleta de símbolos. Los cargueros también estarán encargados de dar posada a las gentes que lleguen de los pueblos vecinos. En sus casas se comerá y adornarán a los huéspedes con collares llenos de artesanías.

 

Una de las más representativas tradiciones de los Purhépechas, como lo es festejar El Año Nuevo, después de muchos años de olvido, volvió a celebrarse en el año de 1983 siendo sede en ese entonces la población de Tzintzuntzan, quizás se determinó que fuera ahí en virtud de que en un tiempo fue la capital de los indígenas de Michoacán. Desde entonces, año tras año se ha llevado a cabo la ceremonia de extinción del fuego viejo que da paso al fuego nuevo dando inicio a un Nuevo Año Purhépecha.



La calle principal y la plaza son adornados con compostura de papel con los cuatro colores que simbolizan las cuatro regiones Purhépechas de Michoacán: el morado representa a la región Ciénega de Zacapu, el azul claro representa la región del lago de Pátzcuaro; el amarillo representa la región de La Cañada de los Once Pueblos con cabecera en Carapan y Chilchota y el color verde representa la región de la sierra Purhépecha.

 

El evento empieza el día 31 de enero cuando los corredores, ya entrada la noche, llegan a dicha población designada un año antes, con el fuego viejo el que dejan en la plaza hasta su extinción el día siguiente, día primero de Febrero en que es remplazado por el fuego nuevo poco después de las once de la noche. La ceremonia del día primero, inicia con lo que llaman El Amanecer de los cuatro elementos: sol, tierra, agua y aire y a las once, las personas se trasladan a la casa del Carguero que a partir de ese día forma parte del Consejo Purhépecha, a recoger LOS SIMBOLOS PURHEPECHAS: el bastón de mando, la bandera con los cuatro colores de las regiones mencionadas y que representa la unidad, la integración; el fuego de Caltzontzin; la piedra junto al fuego abuelo en donde cada comunidad grava su símbolo, tendrán que llegar a 52 que deben ser con los que se completa el siglo Purépecha; el pescado que representa al animal y alimento sagrado; el coyote que representa al animal sagrado para las curaciones y con dichos símbolos se inicia una procesión por varias calles hasta llegar a la iglesia parroquial en donde se debe oficiar una misa concelebrada en idioma Purhépecha.

 

Ya por la noche se hace la entrega de la piedra de los símbolos del Año Nuevo, luego una encaminada y todo culmina con una gran fiesta festejando al fuego nuevo, al año nuevo .Esta es una ceremonia muy vistosa y de mucho significado y que además intenta lograr la unidad de las comunidades indígenas.



También en otras regiones de nuestro bello planeta se cuenta con tradiciones del año nuevo: Hace 4000 años los babilonios vieron en esta repetición de las estaciones un motivo digno de celebrarse e instauraron un ciclo festivo que dejaría corta la juerga más movida de nuestra época: eran 11 días de celebración, que comenzaban cuando la primavera describía sus primeros trazos entre los jardines colgantes de Babilonia.

 

También los Egipcios recibían con algarabía las señales que preludiaban el nuevo año. Su rostro se tornaba festivo cuando llegaba el ansiado momento en que el río Nilo empezaba a crecer y el caudal se hacía propicio para la siembra. Entonces, la tierra era labrada con confianza en los tiempos venideros.


Desde siempre, el nuevo año ha significado el festejo de un triunfo inexistente, una victoria que se desea pero aún no ha ocurrido, un elogio a la esperanza que se renueva cada 365 días en la mayor parte del planeta.


En las diferentes culturas de todos los tiempos los cambios de ciclo han llevado implícitos ritos que atraen salud, amor y dinero, los tres pilares básicos de la felicidad del hombre. Por eso, no es extraño encontrar ritos ancestrales, propios de cada cultura y pueblo, que busquen la felicidad, el éxito y la abundancia, lo primero que se hace en el Día del Año Nuevo en la ahora próspera China, la de La Gran Muralla, es el ritual para rendir homenaje a los antepasados. Después, se veneran a los dioses, seguido por un acto donde los miembros más jóvenes de la familia presentan sus respetos a los mayores que todavía viven.

 

La gente se pone vestidos nuevos y visita a los amigos, vecinos y familiares para intercambiar buenos deseos de kung-hsi fa-tsai, que significa felicitaciones y prosperidad. Es un momento para la reconciliación, donde se dejan aparte los rencores del pasado en medio de la atmósfera amistosa y una de las vistas más espectaculares durante el Festival del Año Nuevo chino son las danzas del dragón y del león. Las cabezas de esas temibles bestias supuestamente ahuyentan el mal, y los ágiles movimientos de los danzantes ofrecen un gran espectáculo para deleite de todos.

 

El segundo día del Festival del Año Nuevo chino es el día en que las hijas casadas retornan al hogar de sus padres. Si ella es una recién casada, su marido la debe acompañar y llevar regalos para su familia. Según una encantadora leyenda, el tercer día del Año Nuevo es el día en que los ratones casan a sus hijas. Por eso, durante esa noche, se supone que la gente debe acostarse temprano para que los ratones puedan llevar a cabo sus ceremonias de matrimonio.



En la Víspera del Año Nuevo, los miembros de la familia que ya no viven en la casa hacen un esfuerzo especial para retornar al hogar para una reunión y compartir una suntuosa comida. En ese momento, los miembros de la familia entregan "dinero de buena suerte" en sobres rojos a los ancianos y niños, y se quedan despiertos durante toda la noche para darle la bienvenida al Año Nuevo.

 

El pueblo chino ha creído por mucho tiempo que permanecer despierto durante toda la noche de la Víspera del Año Nuevo ayuda a que sus padres tengan una vida más larga. Así, se mantienen encendidas las luces durante toda la noche no sólo para alejar a Nien, como en los tiempos antiguos sino también como una excusa para mantener a la mayor parte de la familia reunida. Algunas familias incluso realizan ceremonias religiosas después de la medianoche para darle la bienvenida al Dios del Año Nuevo a sus hogares, un ritual que generalmente termina con una enorme ronda de petardos.



El Festival del Año Nuevo chino es una de las fiestas más significativas para el pueblo chino en todo el mundo, indistintamente del origen de sus antepasados. También es conocido como el Festival del Año Nuevo Lunar debido a que está basado en el calendario lunar, en vez del calendario gregoriano. -es el calendario oficial en todo el mundo y en 1582 sustituyó al calendario Juliano que instituyó Julio César en el año 46 antes de Cristo, debe su nombre al Papa Gregorio XIII y que tiene como el día la unidad fundamental de tiempo- La fiesta es una ocasión muy jubilosa debido principalmente a que es el tiempo en que la gente se libra del trabajo para reunirse con la familia y los amigos.



El origen del Festival del Año Nuevo chino puede ser remontado a miles de años a través de una serie de coloridas leyendas y tradiciones que evolucionan continuamente. Una de las leyendas más famosas es la de Nien, una bestia extremadamente cruel y feroz, que según la creencia de los chinos, comía personas en la víspera del Año Nuevo. Para mantener a Nien lejos, se pegaban coplas en papel rojo en las puertas, se iluminaba con antorchas y se encendían petardos durante toda la noche; ya que se dice que Nien temía el color rojo, la luz del fuego y los ruidos muy fuertes.

 

Al iniciar la mañana siguiente, al impregnarse el aire con los sentimientos de triunfo y renovación por haber mantenido alejado a Nien por otro año, el saludo más popularmente escuchado era kung-hsi o"felicitaciones". aunque las celebraciones del Año Nuevo chino generalmente duran solamente varios días, a partir de la Víspera del Año Nuevo, el festival en sí dura unas tres semanas.

 

Inicia en el día veinticuatro del duodécimo mes lunar. Se cree que en ese día, varios dioses ascienden al Cielo para presentar sus respetos e informar acerca de los asuntos hogareños al Emperador de Jade, la deidad suprema del taoísmo. Según la tradición, las familias honran esos dioses quemando papel moneda para uso ritual para pagar sus gastos de viaje.

 

Otro ritual consiste en embarrar azúcar de malta en los labios del Dios de la Cocina, una de las deidades que viajan, para asegurar que él presente un informe favorable al Emperador de Jade o mantenga el silencio.

 

Seguidamente, se cuelgan "coplas de primavera" alrededor de la casa. Las coplas de primavera son rollos y cuadros de papel escritos con bendiciones y palabras de buen augurio, tales como "buena suerte", "riqueza", "longevidad" y "tiempo de primavera".

 

Los cuadros de papel son generalmente pegados al revés, debido a que la letra equivalente en mandarín para "al revés", tao, es homófona con la palabra "llegada". Así, los cuadros de papel representan la "llegada" de la primavera y el "arribo" de tiempos más prósperos.

 

En otras muchas regiones del planeta se llevan a cabo celebraciones muy propias para darle la despedida al año que ya se va y recibir con aplausos al que llega y que siempre uno desea que sea mejor que el año viejo, principalmente en lo que se refiere a salud.

 

Compilación hecha de: México a través de los siglos, Monarquía Indiana, observación de festividades purhépechas y Crónica de Michoacán.

 

 

 

 

 

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