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Zamora, Michoacán, octubre 10 de 2021

 

Mirando el tablero político del parlamento mexicano, se nota que la aprobación de la propuesta de Andrés Manuel López Obrador para retomar la rectoría del Estado en materia de energía eléctrica, será definida por los votos del PRI; impensable esperar la aprobación blanquiazul. De 500 diputados, Morena tiene 201 y una alta probabilidad de contar con 33 del Partido del Trabajo y 43 del Partido Verde que sumarían 277; entonces, se necesitan otros 57 para completar las dos terceras partes (mayoría calificada) pues se trata de una reforma constitucional.

 

Esta alianza de Morena, PT y Verde requiere de 57 del PRI, siempre y cuando en las filas cercanas a Morena no suceda lo que es frecuente: diputados de en el momento decisivo “brincan como chapulines”, reciben una llamada porque se está tirando el agua en el baño o tienen cita para vacunar a su perrito “Firulais”.

 

La iniciativa presidencial de Andrés Manuel López Obrador plantea reformar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución para suprimir el Consejo regulador (CRE) y el Consejo Nacional de Hidrocarburos, reincorporar el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), orientar a los generadores privados a la CFE y cancelar los certificados de energías limpias (Expansión 4-10-2021). Tales certificados se han convertido en una sangría para la CFE y un negocio jugoso para empresas privadas nacionales y extranjeras.

 

Negocios sucios a nombre del libre mercado

 

Vale precisar: lo que está en juego es el control de los recursos estratégicos (petróleo, electricidad, litio, etc.) cada vez más en manos de empresas privadas nacionales y extranjeras.

 

Los gobiernos neoliberales han desmantelado, privatizado y/o rematado las empresas estatales y luego se han convertido en asesores, consejeros y/o socios de las mismas reconvertidas extranjeras o encargados de alguna sucursal en otras latitudes.

 

Felipe Calderón Hinojoza, ex Secretario de Energía, ex presidente, y Georgina Kessel Martínez, ex secretaria de energía, consejeros de la empresa española Iberdrola que hace sucios negocios con energías limpias; Luis Téllez Kuénzler, hace lo mismo con la estadounidense IEnova, dos de las empresas nacionales y extranjeras que obtuvieron con la Reforma Energética de Enrique Peña Nieto parte de los 346 permisos vigentes para proyectos eólicos y solares que en su mayoría vende la energía a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

 

Otros casos ejemplares, Ernesto Zedillo Ponce de León, privatiza ferrocarriles y otorga concesiones por 50 o más años a: Grupo Ferroviario Mexicano (Ferromex), Grupo Acerero del Norte (Peñoles), Medios de Comunicación y Transporte de Tijuana, Grupo Triturados Basálticos (Tribasa). Además, entregó una concesión por mil 400 millones de dólares a Transportación Ferroviaria Mexicana (TFM), asociada con la estadounidense, Kansas City Southern Industries.

 

Al final de su mandato, Zedillo participó en el Consejo de Administración de Union Pacific, miembro del Grupo Ferroviario Mexicano (GFM) conformado por Grupo México e Ingenieros Civiles Asociados (ICA), a quien le entregó una concesión en 1997 para operar el Ferrocarril Pacífico Norte (Polemón, 28-07-2021).

 

 La reforma privatizadora de Peña Nieto

En 2013, con los cambios constitucionales convenidos en el pacto del PRIanrredé, el gobierno priista prometió los beneficios que se lograrían en 2018 como son: bajas tarifas eléctricas y un precio menor de gas; tasas de restitución de reservas probadas de petróleo y gas superiores a 100%; aumentar la producción de petróleo a 3 millones de barriles diarios; elevar la producción de gas natural a 8,000 millones pies cúbicos diarios; medio punto porcentual de crecimiento económico; 500,000 empleos adicionales y sustituir las centrales eléctricas más contaminantes con tecnologías limpias y gas natural (Forbes, 29-11-2018).

 

¿Qué hay de aquellas promesas? Lo único real son los negocios de Felipe Calderón con la firma española Iberdrola y el enriquecimiento de otros ex presidentes, ex secretarios de energía, así como diputados que recibieron “estímulos” por aprobar la iniciativa de Peña Nieto.

 

Ahora se abre la oportunidad histórica de recuperar las empresas y orientar el rumbo de la industria con un sentido patriótico a favor de los mexicanos. El control de la energía por empresas privadas en España es hoy toda una enseñanza.

 

Hoy como en tiempos de López Mateos quizá el ala nacionalista del PRI, el grupo menos entregado a las políticas extranjeras, recupere para México la energía.

 

 

jlseefoo@hotmail.com

 

 

Edición: Leticia E. Becerra Valdez

 

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