Everyldo Gonzalez

Por: Everildo Gonzalez Alvarez

Vamos a continuar conociendo de la historia de los nacimientos. El poeta tabasqueño Carlos Pellicer describió la representación del Nacimiento de la siguiente manera: “Y en una gruta, bajo el cielo de Navidad, arregló el pesebre, colocó el buey y el asno; sobre el pesebre, puso el ara en la cual un sacerdote operó el ritual de la misma, cuyo valor histórico, plásticamente hablando, no tiene par”.

La idea del Nacimiento se consolidó como tradición en el arte de toda Italia, siendo durante el siglo XIV, que se multiplicó la escena de la Natividad, habiéndose afianzado su popularidad en la segunda mitad del Cuatrocientos siglo XV, En la Catedral de Volterra Italia, un Nacimiento de grandes figuras era ya común.

En Toscana Italia, el número de Nacimientos monumentales fue muy grande y es posible que desde ahí se propagaran al reino de Nápoles Italia, en donde el Rey Carlos III ordenó que los nacimientos que en ese tiempo se conocían como Belenes se popularizaran en todo el reino italiano y español y fundó talleres de cerámica destacando el de Capodimonte, en donde se dice que el propio Rey aconsejaba y dirigía a los artesanos. En este taller encargó figuras para su pesebre, que instaló en una habitación del Palacio Real, lo que dio inicio a una de las más conocidas tradiciones navideñas. El Nacimiento fue todo un acontecimiento, lo visitaban ricos y pobres, nobles y plebeyos, con un poco de fervor religioso, por gusto o por curiosidad.

Luego los Nacimientos invadieron las mansiones napolitanas, con figuras fastuosas, vestidas de seda y adornadas con pedrería inclusive con oro y plata. Finalmente llegaron con más sencillez pero quizás con mayor autenticidad, hasta los modestos estratos sociales. A medida que pasaba el tiempo se le iban agregando más figuras como el Ángel, la estrella, los pastores y los reyes magos así como el diablo y el ermitaño y algún río con sus respectivos pescados y en México pues algún corral con animales propios de una granja como gallinas, guajolotes, chivos y otros. Se encontraban los pastores con sus ovejas, se observaba al diablo que no les quitaba la vista.

Siguiendo con algo de historia de los nacimientos, se cuenta que el mismo Rey Carlos III promovió la difusión de los Nacimientos en la Península Ibérica. Al viajar de Italia a España llevó consigo el gusto por la representación sagrada y pronto encargó a varios artistas valencianos un Nacimiento para su hijo, el futuro Rey Carlos IV, que causó gran asombro entre la nobleza peninsular, repitiéndose la historia de Nápoles. Así proliferó la producción de Nacimientos, algunos de los cuales todavía se conservan en Museos españoles pero ya no tienen uso como nacimiento en estas fechas.

La llegada de los franciscanos a España durante el siglo XIII, permitió también la difusión de los Nacimientos por toda la Península. En Alemania, a mediados del mismo siglo, se instaló por primera vez un Nacimiento en el monasterio de Füssen, considerado como el más parecido a los actuales en su diseño. Se dice que se echó a andar la imaginación y fue todo un acontecimiento

Otros Nacimientos de gran influencia que todavía se conservan son los elaborados en el siglo XVII con la corriente barroca----se caracteriza por la abundancia de adornos--- que le imprimió un estilo de gran fuerza humana, que va más allá del solo objetivo religioso. Para el siglo. XVIII, el barroco se constituyó como el antecedente del romanticismo, dotando así a los Nacimientos de grandes escenas con estructuras escenográficas y con figuras preciosistas. En Portugal se elaboraban grandes Nacimientos con figuras de yeso y ojos de vidrio, desarrollándose una reconocida escuela sobre el tema. También destaca la labor de los artesanos españoles, que realizaron preciosos Nacimientos con pequeñas figuras, como las de Salzillo en Murcia y las de Amadeu en Barcelona.

La costumbre de colocar Nacimientos se extendió a partir del Renacimiento hacia otros países europeos. Por lo que respecta al continente americano, con la evangelización llegaron a estas tierras las recreaciones del acto de fe navideño en diversos materiales. Las religiosas franciscanas elaboraban bellísimos Nacimientos, especialmente con Niños Jesús de cera, hermosas piezas escultóricas que permanecían en exhibición durante un año. Los artesanos mexicanos asimilaron rápidamente las técnicas artísticas traídas de Europa, de manera que las maderas estofadas y policromadas fueron comunes en los Nacimientos mexicanos de la Colonia, aún en el siglo pasado, se hacían de cera , eran un deleite.


HOY HAZ EN TU CASA UN NACIMIENTO


CONTINUARÁ

 

 

 

 

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