Desde que la Secretaría de Educación Pública desapareció la materia de Civismo del sistema educativo de nuestro país, se ha perdido el sentido patriótico en casi todos los niveles; a la fecha, se nota con cierta tristeza que los organizadores de actos cívicos ni siquiera programan algún profesor u otra persona, para que dirija el Himno Nacional Mexicano. Y con esa misma tristeza, se ve que, ni maestros, ni alumnos, ni funcionarios, ni el público asistente lo entonan, dejándole esa “responsabilidad” a quienes forman parte de la Banda de Guerra, quienes al compás del tambor van cantando el Himno, por lo que éste se escucha lento y lejano, sin acompañamiento; ya no hay quien tome la batuta., ni señale el compás con su dedo.
Ya no se nota la fuerza, el tono enérgico, ni el esmero, mucho menos la buena dedicación en el momento de cantar al unísono nuestro Glorioso Himno Nacional Mexicano, lo que debemos lamentar profundamente.
Y en el momento en que se escuchan las notas del “Himno Nacional Mexicano” en los estadios de futbol, también se ve con tristeza que la mayoría de los jugadores no lo canta, simple y sencillamente porque son extranjeros y no se lo saben, ni hay nadie que los obligue a que se lo aprendan.
En Estados Unidos es todo lo contrario, porque allá, cuando un extranjero va a la escuela o a algún espectáculo, “a huevo” tienen que cantar el Himno de ese país, descubrir su cabeza y/o escucharlo con respeto, porque “es una obligación” hacerlo, con la advertencia de que, si no lo hacen, pueden recibir sanciones, o llamadas de atención.
En el vecino país del norte, para poder recibir documentos que acrediten la llamada ciudadanía, deben entonar el Himno de ese país y conocer su Juramento a La Bandera; juramento que, por cierto, el de México es muy bonito y emotivo.
La falta de la materia de Civismo en los planteles educativos, no solo repercute en el irrespeto a nuestros Símbolos Patrios (Himno y Bandera), sino que influye a la vez para la formación de generaciones irrespetuosas y malcriadas, como se puede palpar en jóvenes, adolescentes y niños de ésta época, carentes de valores en su totalidad, que no saludan a la gente, mucho menos a la Bandera Nacional.
Lamentable es, que la ausencia de la materia de Civismo en las aulas, haya alcanzado al mismísimo sector magisterial, porque también a los maestros les vale “una pura y dos con sal” esa situación que deja mucho que desear.
Edición: Leticia E. Becerra Valdez
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